El Romance Apocalíptico
La escena en Almost Famous donde todos creen que se van a morir y Jason Lee grita su verdad antes de que el avión se estabilice lo define bien.
No quiero romantizar el desastre global ni sonar cínica diciendo que todo parece una peli chafa del fin del mundo (con Tom Cruise obvio). Pero, irónicamente, en el caos es donde más me hace sentido todo. Esos momentos de la vida en los que, sin mucho esfuerzo, podemos mostrarnos más humanos. Sentir más amor por lo que nos rodea y dolor por lo que ya no.
Cuando nos sentimos vulnerables, operamos desde un lugar mucho más chido. Pero la realidad es que a veces también nos late quedarnos con el “te caes, te levantas”, “un pan pal susto”, “una llorada y a seguirle” (o la técnica que uses para salir adelante cuando el mundo se pone raro).
La resiliencia del mexicano es muy loca. Por unos segundos, de verdad somos hermanos (como esa vez que no era penal y todos nos aventamos juntos al drama). Luego pasó el tiempo, llegaron otras finales, otras tragedias, otros corajes y tramitamos nuevos doctorados en los temas donde los políticos siguen metiendo la pata. Seguimos con la agenda, los equipos y regresamos al claxon.
(A veces me imagino que si en esos momentos alguien pudiera poner “All I Need” de Radiohead en un aux mundial, nos dejaríamos de gritar, nos daríamos la mano y alguien atrás gritaría: “¡por fin entendieron!”)
El lunes llovió sin parar. Se inundó la ciudad, cayeron árboles. Desde mi ventana veía la tormenta, la pesadez, el caos.
Cerré puertas y ventanas. Me hice un té. Puse unas rolas. Me sentí vulnerable.
Mi mente se fue directo al año pasado, cuando por estas mismas fechas vivíamos todo lo contrario: llevábamos días esperando la lluvia. De a tiro por viaje: pipas de agua potable, olores raros, noticias deprimentes, asfalto caliente, claxon irritante, confusión.
Una tarde, empezó a llover de la nada. Todos salimos a ver por la ventana sorprendidos (sí, vibras muy apocalípticas). Desde mi perspectiva sonaba Bon Iver. Nadie decía nada. Solo había gente presenciando la dualidad de ese momento: la calma y el caos, la presencia del sol mientras la lluvia caía. El aguacero en shorts. Lo sigo guardando tanto en mi carrete como en mi memoria.
*SOUND ON*
Lluvias fuera de control, sequías fuera de control… ¿a qué nos estamos acercando?
Lo que sí sé es que a veces solo el caos nos da algo de perspectiva. Nos recuerda que todo cambia. Cambia la temperatura, cambian las prioridades, cambia la dirección, cambia el iPhone. Todo cambia, sí.
Quién sabe… tal vez el mundo no se acaba, pero a veces se tambalea lo suficiente como para dejarnos decir lo que en realidad sentimos.
Como siempre, fan ❣️